SILVIO FISCHBEIN

Silvio Fischbein es arquitecto, cineasta, profesor universitario, y artista plástico, esta multiplicidad de disciplinas que practica, a veces como a muchos, le dificulta el reconocimiento especial en alguna de ellas. Sin embargo, tal vez esa capacidad de generar percepciones en el observador de sus obras, le otorga desde cada práctica disciplinar un encuadre particular. Es posible que su formación como arquitecto le otorgara un entrenamiento compositivo que en sus obras plásticas del inicio se pueden reconocer. Así como en sus últimas propuestas con la utilización de la luz puede tener algo que ver con el manejo de la iluminación en la práctica cinematográfica. No obstante, esas influencias disciplinares, en sus últimos trabajos se funden en un lenguaje y se percibe una evolución que pone a sus obras en un concepto de “work in progress” como una pregunta permanente que tiene varias respuestas. En momentos del arte actual, en los cuales los artistas  dan por terminadas sus “preguntas” muy rápidamente, percibir una obra con expectativa positiva, es muy enriquecedor para el observador.

La obra de Silvio Fischbein nos acerca a la consideración de uno de los procedimientos que el arte contemporáneo ha utilizado como argumento tanto compositivo como semántico: la acumulación. Podemos encontrar este procedimiento en varios autores contemporáneos y nos colocan en un lugar donde lo debemos considerar.

Dicen que en una conversación entre Marco Polo y el Kublaikan, este le dijo al veneciano “el relato no está en la palabra sino en el oído”, y de la obra de Silvio Fischbein podemos decir que el relato no esta en la obra sino en el espectador.

Parecería que esto es considerar el nivel retiniano de la obra como lo único importante pero creo que es un valor especial sabiendo el interés de Fischbein por el observador, sea éste uno o varios.

Más allá del intento de expresarse en un lenguaje visual que muchos pueden apreciar, en la obra, su lenguaje, debe ser valorado como  la escritura de un acontecimiento.

Sus distintas manifestaciones apelan a la utilización de objetos existentes, objetos degradados, objetos de uso cotidiano, los que en su valoración culta, son objetos de “mal gusto” pero con las operaciones de acumulación toman otro carácter. La transformación por la acumulación en una obra donde los conceptos compositivos tradicionales están a la vista: proporción, color, composición, simetría, se transforma en otra al considerar el descubrimiento por parte del observador, de la realidad formal de esos “puntos” acumulados, que son muñecos, camiones, autos, etcétera; entonces se logra que la obra tenga otra lectura.

En su evolución, Silvio Fischbein, al dejar de lado el soporte ortogonal por una concepción más libre invadiendo el espacio, le otorga a la obra una posibilidad de instalarse en una zona de significado abierto, que enriquece al espectador.

En sus trabajos donde incorpora muebles como elementos de uso de otras dimensiones, como las escobas. va orientando al concepto de instalación, alejándose del plano inicial que cargaba con hombrecitos como si el bastidor fuese un territorio que había que habitar.

Las obras del 2006 se presentan como una red que atrapa a los seres, luego en la serie “Fragmentos urbanos” se transformaron en bastidores que se convertían en territorios ocupados por comunidades de color con sus artefactos y sus equipos. Ya en la obra del 2009 comienza a percibirse organizaciones espaciales, de color y textura que avanzan en un espacio determinado, definiendo mapas, con vegetaciones y parcelas de territorios ocupados.

En las obras de “La celebración” se percibe una libertad expresiva al romper con el bastidor, incorporando el concepto de mancha y en la serie “de la vida cotidiana” está entrando en el universo de las instalaciones, en las cuales, los bastidores cambian de escala y son ventanas donde lo matérico es importante y los minúsculos hombres toman otra dimensión hasta casi desaparecer en nubes o en organismos mayores como muebles y sus nombres “retablo”, “escobas” comienzan a ser participantes del sentido que el observador le otorga. Ahora, los hombrecitos tienen acciones definidas uno las puede leer en su interacción.

En definitiva, en la obra de Silvio Fischbein presentada percibimos más allá de un recorrido denso y trabajoso, una obra que se perfila como un trabajo en proceso, que lo podríamos ver como liberándose de ataduras formales, recurriendo a la libertad expresiva y nos augura y propone un futuro abierto y novedoso.

 

Ricardo Blanco / mayo 2012