Un discurso nuevo
“Lo que con toda evidencia no vemos, nos mira como una obra de pérdida. La modalidad de lo visible deviene ineluctable -es decir, condenada a una cuestión de ser- cuando ver es sentir que algo se nos escapa ineluctablemente: dicho de otra manera, cuando ver es perder. Todo está allí.”
El personaje abre un cajón. Encuentra juguetes y una cámara con imágenes suyas. Corte. El personaje abre un cajón. Encuentra la ropa interior de su anfitriona. Corte. El personaje abre un cajón. Lo encuentra vacío. ¿Cuál de todas de esta opción es la real? El trabajo de Silvio Fischbein lleva a tal punto la autonomía del arte que, él mismo, en el rol de autor parece desaparecer para que la que la obra se libere de cualquier sentido cerrado. La lectura de cada pieza queda en manos del espectador.
“El autor es un personaje moderno, producido indudablemente por nuestra sociedad, en la medida que ésta, al salir de la Edad Media y gracias al empirismo inglés, el racionalismo francés y la fe personal de la Reforma, descubre el prestigio del individuo o dicho de manera más noble, de la “persona humana”.
No fue hasta la llegada de la autonomía del arte que el binomio significado-significante dejó de ser utilizado plenamente como una herramienta más de dominación. Sólo así hemos podido llegar hasta el desarrollo de las vanguardias, preguntarnos por la relación entre el arte y la vida, entrar en la abstracción e -incluso- enunciar el fin del arte. Si el arte -y, por lo tanto, el sujeto- nunca hubiera pretendido un pensamiento autónomo, no sería posible el arte contemporáneo.
Sin embargo, recordemos que aquella autonomía siempre ha sido una ficción. Cada persona es moldeada por sistemas de creencias que se yuxtaponen y desplazan. Los paradigmas imperantes lo son ya sin la necesidad de ser instalados mediante grandes obras de arte. Somos parte de una trama de sentidos que construimos y deconstruimos.
Esto está en juego, incluso, al momento de enfrentarnos a estos trabajos. Debemos saber que cada lectura que elaboramos, tiene origen en una trama de sentidos que nos es anterior y de la que somos parte. ¿Qué connota la multitud, la cerámica, aquel plano en la película o ese objeto intervenido? Cualquiera que sea la respuesta, tendrá más vínculo con nuestras ideas que con una intención del autor.
Si el arte contemporáneo no posee axiomas determinantes, la poética de Fischbein mantiene ocultos sus propios principios. Fundamentalmente, genera un espacio reflexivo para que seamos nosotrxs quienes desarrollemos un discurso nuevo. Puede ser sólo una expresión de deseo de quien escribe, pero imaginemos un mundo donde apropiarnos de los sentidos de las imágenes -como hacemos en la obra de Fischbein- sea posible.
Lic. Federico de la Puente / Julio 2018